Cultura pública

Si uno visita la web de la Xunta de Galicia que aloja las páginas de los centros educativos (no intenten usar el buscador sin escuchar crecer la hierba) se puede encontrar por sorpresa con un enorme copyright al final de alguna página:

Nueva imagen (1)El programa de gestión de centros (llamado xade) no funciona bajo Mozilla (el navegardor gratuito más usado del mundo) si no sólo bajo Explorer (el navegador de pago más usado del mundo). Esta es la advertencia que nos devuelve el programa web de la administración educativa gallega:

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Dice que este servicio web no es compatible con su navegador, estamos trabajando para lograr la mayor compatibilidad posible. Lo que quieren decir es que llevan años poniendo el aviso.

Mientras tanto, para leer ese simple aviso, hemos pagado con dinero del contribuyente infinidad de licencias privativas, y muchos nos hemos visto obligados a instalar programas piratas en nuestros ordenadores domésticos. O, lo que es peor, hemos pagado con nuestro dinero las correspondientes licencias, que vienen incrustadas en nuestros equipos como el pecado original viene de serie en el corazón del cristiano.

Al mismo tiempo, en los centros sigue introduciéndose una ingente cantidad de dotación informática con software propietario preinstalado (Windows, cómo no…), todo pagado con fondos públicos (al contrario que alguna comunidad autónoma del tercer mundo -entiéndase la ironía- que opta por el coste cero).

De esa forma, nuestros cachorros van entrando por el aro del software de pago y llegan a la madurez digital con el cerebro bien troquelado: el equivalente informático del caramelo con droga a la puerta del colegio, pero en plan legal. Y así, si obligatorio es estudiar, obligatorio es usar el programa de pago.

Por otro lado, muy pocos profesores saben usar (por ejemplo) GNU/Linux: la mayoría ni sabe que existe, y alguno piensa que Bill Gates es a los ordenadores lo que el amarillo a los limones. Es natural tanto despiste. Ni los planificadores ni los técnicos informáticos de la administración educativa parecen ser capaces de discriminar entre Internet y Microsoft: deben pensar que lo primero nace de lo segundo como Minerva de la cabeza de Apolo.

Algo falla cuando la iniciativa pública promueve ideales privados, y la iniciativa privada promueve ideales públicos:

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No es raro que esto suceda en un país en el que la Ministra de Cultura considera asustante (sic) «que los libros circulen libremente por la red».

El problema, a mi juicio, es que la introducción de las TICs en las aulas no sólo debe consistir en familiarizarnos a todos (alumnos y profesores) con el hardware y el software correspondiente, si no también con la filosofía subyace a esa nueva tecnología, una filosofía que no siempre es ni bien vista ni bien comprendida. Algún día hablaremos de ella; por el momento, podemos ir abriendo boca con estas asustantes propuestas: Copia este libro, de David Bravo, y El Código 2.0, de Lawrence Lessig.